martes, 27 de julio de 2010

Agenda de Actividades del GEENaP

Capital Federal (Agencia Paco Urondo)
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El dia jueves 22 de Julio, en la Sociedad Italiana de Lujan, se realizo una Jornada titulada "Reflexion politica para el Desarrollo y Profundizacion del Modelo Nacional y Popular" organizada por el Frante Nacional y Popular Lujan. Con la disertacion de Juan Santiago Fraschina (Economista, integrante de GEENaP)

El dia Sabado 17 de Julio, en Barracas,Ciudad Autonoma de Buenos Aires, se realizo una charla tiutalda:l "Modelo Economico Actual", organizada por el Movimiento Evita. La disertacion estuvo a cargo de Juan Santiago Fraschina integrante del Grupo de Estudios de Economia Nacional y Popular.

(Agencia Paco Urondo)

viernes, 23 de julio de 2010

Revista "Avión Negro"-Centro Mozé.rmvb



Capital Federal (Agencia Paco Urondo)(Agencia Paco Urondo)

La inflación en América latina, por Guido Patricio Filippo

Capital Federal (Agencia Paco Urondo, publicado en Buenos Aires Economico, 23/07/2010)

Uno de los temas en boga en los últimos años ha sido la inflación. Sin embargo, no es algo nuevo ni novedoso para la Argentina ni para el resto de los países de América latina. En efecto, en la posguerra, al finalizar la Segunda Guerra Mundial ha aparecido en forma continua este fenómeno acerca del cual, aun hasta nuestros días, los economista parecen no llegar a un acuerdo: cuáles son sus causas, sus consecuencias y qué políticas económicas se deberían tomar al respecto.

El proceso inflacionario que, con extraordinaria persistencia e intensidad, se desarrolla en los países de América latina ha dado origen a una controversia entre sus causas y sus posibles remedios. Así surgen dos corrientes de pensamiento diferentes, las cuales, si bien pueden tener la misma metodología para tratar los temas, tienen diferentes interpretaciones sobre sus causas y consecuencias. Estas dos corrientes frecuentemente se las denomina con el nombre de monetarismo y estructuralismo.

La doctrina monetaria tiene tres proposiciones. En primer lugar, las causas de la inflación son ocasionadas por un exceso de demanda de los productos y servicios, la cual a su vez se ve reflejada en una rápida expansión de la cantidad de dinero con respecto a las necesidades reales. Es un desajuste entre la oferta y la demanda monetaria.

Segundo, los monetaristas ven la inflación como perjudicial para el crecimiento y la estabilidad, y creen que la estabilidad del nivel de precios es la causa central de crecimiento económico. Por último, consideran que la política monetaria es el instrumento apto para alcanzar y mantener la estabilidad. Esto incluye el gasto público, la administración de la deuda pública, el ajuste del balance de pagos, etcétera.

Por otro lado, la doctrina estructuralista también tiene tres proposiciones. La primera atañe a que la causa verdadera de la inflación no se debe a los desequilibrios entre la oferta y la demanda, sino a desajustes sectoriales que se producen y que afectan a ciertos productos determinados. Esto se traduce en alzas individuales en el nivel de los precios que luego se trasladan al resto por su influencia en el costo de producción. Los factores esenciales de causación resultan de la rigidez de la estructura productiva y de la imperfección de los mercados.

La segunda proposición de los estructuralistas se basa en que el crecimiento y la estabilidad de precios son incompatibles entre sí: el crecimiento de la producción y del ingreso real trae consigo desajustes parciales más o menos extensos en diversos puntos del sistema económico. Estos desajustes ocasionan y originan alzas de precios directas e indirectas, que tienden a propagarse de una manera general. Este efecto es mayor cuanto menor es la plasticidad de la estructura productiva y la eficiencia de la organización del sistema económico.

Por último, para el estructuralismo la política monetaria es impotente como medio para la estabilización. Desde el punto de vista de los hechos, puede advertirse que la diferencia entre ellas radica en la dirección que atribuyen a las relaciones causales. Para los monetaristas, la expansión de la oferta monetaria es la causa determinante de las alzas generales de los precios.

Los estructuralistas aceptan que la inflación va acompañada de emisión monetaria, pero atribuyen que es consecuencia y no causa de la inflación. El aumento estructural de los precios se traduce en aumentos en el costo de producción de los bienes, que a su vez se reflejan por una mayor demanda de crédito bancario. En estas circunstancias el aumento de la cantidad de dinero emitido por el sistema bancario se limita a cubrir las necesidades adicionales de medios de pago creadas por el aumento de los precios y costos de producción.

Los monetaristas no niegan la existencia de rigideces en la estructura productiva y de embotellamiento de ofertas, pero consideran que tales fenómenos no tienen el papel independiente que les asignan los estructuralistas. Por el contrario, piensan que son el resultado de la inflación, al generar que los recursos de capital se orienten hacia colocaciones especulativas. Estas desviaciones de las inversiones impiden el crecimiento normal de la producción y dificultan la adaptación flexible de la oferta a los cambios de la demanda, lo que se agrava cuando el Estado limita el aumento de los precios de subsistencia.

Que el estructuralismo sea la antítesis del monetarismo hace que surja el problema de cómo identificar estas teorías contrastadas con los hechos. A esta dificultad se la denomina problema de identificación, por lo que tenemos que verlas no como dos teorías completas sobre la inflación sino como las teorías de dos tipos de inflaciones posibles en la práctica. De acuerdo con las circunstancias, puede desarrollarse uno u otro proceso dentro de una misma organización económica.

¿Cómo se identifica? ¿En qué circunstancias hubo una u otra teoría imperante en América latina? Y a saber, ¿qué políticas gubernamentales deberían implementarse para estabilizar la economía? Debemos considerar los registros históricos, por lo que frecuentemente el debate sobre la política macroeconómica se convierte en un debate sobre la historia de la macroeconomía.

Analicemos particularmente el caso argentino. Aquí la temática de la inflación comenzó fuertemente en 1945, donde estaba generalizado que el problema inflacionario tenía como origen un exceso de demanda; operando con una ocupación plena, la capacidad instalada no resultaba suficiente para abastecer la demanda.

Sin embargo, el reconocimiento de las transformaciones históricas del sistema mundial que habían propiciado la industrialización por sustitución de importaciones en los países periféricos fue un rasgo característico del estructuralismo latinoamericano desde sus comienzos.

Aldo Ferrer argumentaba la persistencia del estrangulamiento externo indicando las debilidades del crecimiento industrial impulsado por la sustitución de importaciones. La crisis crónica del balance de pagos se había convertido en la dinámica típica del ciclo argentino. El desequilibrio exterior originaba fluctuaciones profundas y frecuentes de la producción y el empleo y determinaba una subutilización permanente de la capacidad industrial instalada, que sólo podía funcionar en condiciones de ocupación plena con un nivel de importaciones que el país no se podía permitir. Lo que se había logrado no fue tanto disminuir la dependencia externa sino cambiar el tipo de dependencia de bienes, pasando de materias primas a maquinarias.

Para ser exitosa la industrialización sustitutiva tenía que lograrse una reducción progresiva del coeficiente global de importaciones. Esto resultaba fácil al principio, pero a medida que iba avanzando el proceso, la producción local de los bienes que quedaban por sustituir requería una mayor intensidad de las importaciones, compensando así la reducción obtenida inicialmente por la sustitución.

Para poder hacer frente a la crisis en el balance de pagos y poder importar la maquinaria necesaria, los gobiernos recurrían frecuentemente a devaluar. La devaluación mejoraba la balanza comercial, ya que su efecto estaba determinado en el cambio implicado en los precios relativos internos y externos. Pero esto se contrastaba con una contracción del producto interno.

La devaluación reducía los ingresos reales de los asalariados, que tenían una mayor propensión marginal al consumo, y determinaba en consecuencia una reducción de la demanda. Por lo tanto, cuando la elasticidad cruzada de la demanda de bienes domésticos respecto del precio de los bienes exportables y el diferencial entre la tasa de ahorro de los trabajadores y la de los capitales son suficientemente bajos, la devaluación es contractiva. Asimismo, esto generó un círculo vicioso en la economía, el ciclo de marchas y contramarchas o stop and go. Por último, toda devaluación genera inflación, la cual se traduce en los precios a través del pass-through (traslado de la depreciación cambiaria).

En 1961 el economista Raúl Prebisch sostenía: “La tesis corriente de que la inflación sólo se debe al desorden financiero y a la incontinencia monetaria de los países latinoamericanos era inaceptable. No porque se nieguen esas desviaciones sino porque en la realidad latinoamericana existen otros factores estructurales muy poderosos que llevan a la inflación y contra los cuales resulta impotente la política monetaria”.

El interrogante que surge en este contexto consiste en determinar si el nuevo proceso de reindustrialización que está atravesando la Argentina puede romper finalmente la dependencia económica y superar las barreras estructurales que ha tenido durante la industrialización por sustitución de importaciones en la segundad mitad del siglo XIX a partir de un cambio en el enfoque: del colonialista cultural a uno basado en la integración latinoamericana, que permita superar los “cuellos” de botella que provocan inflación.
(Agencia Paco Urondo)
El autor es integrante del Grupo de Estudios de Economia Nacional y Popular (GEENaP) www.geenap.com.ar

miércoles, 21 de julio de 2010

Acerca del Estatuto del Peon Rural, por Exequiel Cunibertti

Capital Federal (Agencia Paco Urondo, publicado en Buenos Aires Economico 16/07/2010)

La presidenta de la Nación, Cristina Fernández, acaba de firmar un proyecto de ley para reformar el Régimen Nacional de Trabajo Agrario. Esta medida tiende a mejorar la calidad laboral de los peones rurales y combatir tanto el trabajo infantil como la informalidad en el sector, de manera de obtener las respuestas necesarias en materia de previsión y seguridad social. Se trata de una nueva política de estado para mantener la convicción de crear más y mejor trabajo.

Este proyecto no es algo nuevo en la vida política nacional. Tomás Jofré, integrante del cuerpo legislativo nacional, redactó un proyecto de ley propuesto por el hasta entonces secretario de Trabajo, Juan Domingo Perón, denominado Estatuto del Peón Rural, sancionado en el Congreso el 8 de octubre de 1944. Esta ley no sólo fue uno de los más importantes logros de Perón a cargo de la cartera de trabajo, sino que además fue una medida revolucionaria para el sector agropecuario.

¿En que consistía el estatuto? En el reconocimiento de los derechos del trabajador agropecuario, dado que la actividad se encontraba regida por usos y costumbres “coloniales”, aplicándose el modelo de trabajo a una practica cuasi servil. Los trabajadores del campo eran sometidos a extensas jornadas laborales, con salarios de subsistencia, sin seguridad social ni cobertura sanitaria. Por lo tanto, en comparación con los avances de la seguridad social de la época y el preponderante papel de los sindicatos, quedaban ante una situación de atraso en cuanto a los logros conseguidos.

Esta legislación les permitió a los peones rurales –por primera vez en su historia– gozar de la protección social correspondiente a los trabajadores, mejorar sus condiciones de vida, en lo laboral, económico, social y habitacional. A través de esta norma, cada trabajador del sector comenzó a gozar de los derechos al descanso dominical, a una reducción de su jornada laboral, a la cobertura medica, a la mejora de las condiciones habitacionales, al derecho a obtener vacaciones pagas, a la mejora de las condiciones de higiene y seguridad del establecimiento en donde se desempeñaban y a una dignificación de su salario.

Veamos parte del articulado de dicho estatuto que tuvo como resultado el fuerte rechazo hacia la figura de Perón por parte de la Sociedad Rural Argentina. A partir del artículo 8º, se comienzan a reconocer derechos inherentes a su actividad por fuera de lo correspondiente al salario, descansos o pausas en las tareas para el desayuno, el almuerzo y la colación de la tarde. Se establecía también el descanso dominical para los peones de campo, y que sólo ante una urgente necesidad que implique un grave perjuicio, el trabajador rural deberá atender los intereses de su patrón.

Se establecieron normativas que atiendan la alimentación y alojamiento de los trabajadores rurales, costas a cargo del empleador. Éstas debían ser dadas en abundancia y en las condiciones de higiene adecuadas, dada la paupérrima situación habitacional y alimentaria en que se encontraban hasta ese momento los peones rurales.

Reglamentaba también el trabajo del peón, en el simple sentido del otorgamiento de ropa de trabajo, de abrigo y botas para el trabajo a la intemperie, de manera de protegerlo en el desempeño de sus funciones. Estableció también la obligatoriedad de otorgar asistencia médica y farmacéutica en caso que se lo requiera, con costas a cargo del patrón.

En resumen, incluyó en el sistema laboral a un sector de histórica importancia en el país, y le reconoció los derechos que ya todo el resto de la masa obrera había obtenido, con vacaciones pagas e indemnizaciones por despidos sin justa causa.

De esta manera, el Estatuto del Peón Rural otorgó a los trabajadores del campo argentino un sinfín de beneficios y reconocimientos, al punto tal que el día de la sanción de esta ley es recordado hasta la actualidad como el Día del Trabajador Rural, en conmemoración de esa histórica jornada de 1944.

Ahora bien, la Sociedad Rural Argentina había planteado una suerte de descontento con respecto a esta norma. ¿Por qué? Es una cuestión lógica, pues este sector económico estaba acostumbrado a tratar de forma paternalista y en una relación semiservil a sus peones rurales.

El estatuto indignó tanto a la SRA que llegó a expresar lo siguiente respecto: “Este estatuto no hará más que sembrar el germen del desorden social, al inculcar en la gente de limitada cultura aspiraciones irrealizables, y las que en muchos casos pretenden colocar al jornalero sobre el mismo patrón, en comodidades y remuneraciones… La vida rural ha sido y debe ser como la de un manantial tranquilo y sereno, equilibrado y de prosperidad inagotable”.

El estatuto, a pesar del fuerte rechazo del sector agropecuario, se mantuvo vigente durante 36 años. Sólo pudo ser derogado con la última dictadura militar, de la mano del ex ministro de Hacienda, Alfredo Martínez de Hoz, nieto del primer presidente de la Sociedad Rural Argentina, vinculado con exiguos intereses económicos en el sector agropecuario y poseedor de una amplia cantidad de hectáreas en la Pampa Húmeda.

Con la derogación firmada, se impulsó la ley 22.248, denominada Régimen Nacional de Trabajo Agrario, en el cual se eliminan per se los logros del Estatuto del Peón Rural, estableciéndose que el trabajo agropecuario se regirá por la presente ley, por la voluntad de las partes y por los usos y costumbres. Claramente, esta ley atiende a aquella proclama de la Sociedad Rural en 1944.

En el articulado del régimen, se excluye de ser reconocido el derecho de los trabajadores rurales para aquellos que realicen trabajos extraordinarios, al servicio doméstico rural y al personal administrativo de los establecimientos rurales. Dejarían a la vera de los usos y costumbres la extensión de la jornada laboral, de acuerdo con lo que cada patrón y lo que cada región considere necesario para la explotación que realizan. Respeta el descanso dominical, al igual que el derogado Estatuto del Peón Rural,?así como también las vacaciones pagas. Pero a la vez establece que dentro del período de los ’90 días en que el peón rural comience a realizar sus actividades, podrá ser despedido sin causa justa, sin que esta situación determine indemnización alguna.

Ante la situación legal de los trabajadores rurales, de los reclamos del gremio que representa a esta actividad, en pos de la mejora de la situación laboral de los peones de campo, el Gobierno vuelve a tomar cartas en el asunto. A pesar, también, de que desde la propia Unión Argentina de Trabajadores Rurales y Estibadores, conducida por Gerónimo Venegas, dirigente duhaldista, se dice que esta resolución del Gobierno, de dar pronto despacho a las necesidades de los trabajadores rurales, es contraria a los intereses del sector, según lo publicado por La Prensa el 01/07 2010.

En la misma nota, luego de decir que el proyecto no defiende los derechos de los trabajadores, adjudica a la UATRE, como forjadora de este proyecto a través del trabajo que realizaron durante mas de seis años. Por lo tanto, esta contradicción de Venegas es insalvable. También señala que el Poder Ejecutivo busca obtener un rédito político a partir de la promulgación de dicha legislación. Sólo se me ocurre una pregunta al respecto: si se es conductor de un sindicato y ante un reclamo legitimo del sector sindical, el Gobierno nacional responde a través de la acción parlamentaria para legislar sobre esta cuestión, ¿Gerónimo Venegas no debería estar al menos satisfecho?

La Presidenta de la Nación, al firmar el proyecto de ley que ingresó al Parlamento, consideró la norma como una legislación modernizada que se adapta a la realidad agropecuaria de la Argentina del Bicentenario, contemplando la tecnificación del campo. Cristina Fernández expresó en Marcos Paz tras realizar el anuncio: “Estamos absolutamente convencidos de que, cuanto más califiquemos y protejamos los recursos humanos, el productor mejor rendimiento va a tener”, instando a la tarea conjunta entre trabajadores, productores, técnicos y de toda la cadena productiva agropecuaria.

Esta ley, de ser aprobada, mejoraría la situación laboral, social y previsional de 1.300.000 trabajadores rurales, limitando las jornadas laborales a 8 horas diarias y 44 horas semanales, y estableciendo como piso salarial el Salario Mínimo Vital y Móvil, que actualmente rige ya para todos los demás sectores económicos. De esta manera, el Gobierno avanzaría en una reducción de la precariedad y la desprotección que actualmente detenta el sector, creando mayor empleo y de mejor calidad, profundizando el proyecto nacional.

El autor es integrante del Grupo de Estudios de Economia Nacional y Popular (GEENaP) www.geenap.com.ar
(Agencia Paco Urondo)

viernes, 2 de julio de 2010

China, claves e interrogantes sobre el desarrollo, por Gonzalo Flores Kemec

Capital Federal (Agencia Paco Urondo, publicado por Buenos Aires Economico, 02/07/2010)

Existe un consenso implícito entre las aparentemente antagónicas lecturas de la izquierda –tanto “radical” como socialdemócrata– y la derecha –en su versión liberal o conservadora– sobre el rumbo que siguió China luego de iniciado el proceso de apertura (simbolizado en la llegada de Deng Xiaoping al poder, tras la muerte de Mao) a principios de los años ‘80.

Este consenso consistió en suponer que el proceso de desarrollo chino, en su camino “post-socialista”, hubo de implicar, a la par de la progresiva apertura del país al capital extranjero, un desarrollo institucional que, más tarde o más temprano, habrían de hacer del Gigante de Oriente otra variante más de las típicas democracias occidentales de posguerra.

Contrariamente a lo que se supuso, China no sólo demostró un camino completamente diferente del que le habían asignado desde los “think-tanks” norteamericanos, sino que también puso en evidencia que los mecanismos democráticos no siempre eran subsidiarios de, ni estaban hermanados con el desarrollo del capitalismo.

Lejos de eso, la férrea conducción de más de 50 años del Partido Comunista no sólo no se vio seriamente cuestionada (a excepción de los trágicos episodios de Tiananmen, que constituyeron una expresión particular y marginal), sino que, tras sucesivas “renovaciones doctrinarias” (ejemplificadas magistralmente –y con cierto cinismo– en el reciente llamado a “hacerse rico que es glorioso”), sumado a un creciente protagonismo internacional, y tras los efectos de aquella enorme vidriera internacional que fueron los juegos olímpicos de Beijing, el partido logró consolidar su "mandato celestial".

Desde un punto de vista histórico, la metrópoli occidental, particularmente el tándem Estados Unidos-Europa, concibió el proceso de desarrollo nacional como un creciente camino de “occidentalización”, forjado a su propia imagen y semejanza. En contraste, hoy por hoy más que asistir a la declinación del propio poderío “occidental”, lo que presenciamos es precisamente la decadencia de esta utópica –y algo ingenua– cosmovisión.

Lo que resulta curioso es que el enorme poderío chino se basa en una combinación sui generis de fuerte presencia y control estatal en sectores de la economía y de la sociedad definidos como estratégicos por el poder político y una masa salarial brutalmente depreciada, que vuelve al país “atractivo” para el establecimiento de inversiones intensivas de capital, ámbito en el cual la liberalización es muy profunda.
Es por esto que, debido a tales características estructurales, resulta altamente improbable que China siga aquel curso de “occidentalización” (en su desenvolvimiento institucional y societal) por lo menos en el sentido que usualmente se le da a este término.

Lo realmente “sintomático” es que la mayor y sustancial diferencia con el occidente desarrollado radica precisamente en la inexistencia de un proceso político y decisorio liberal-democrático, rasgo que frecuentemente ha servido como excusa para la intervención militar uni o multilateral en manos de aquellos mismos países centrales.

Por el contrario, y debido específicamente a su ascendente poderío económico, no hay para el caso chino “reclamo” occidental por la instauración de instituciones democráticas, más allá de expresiones aisladas y meramente declamatorias, lo que demuestra la profunda dependencia del mundo desarrollado en general, y de los Estados Unidos en particular, del gigante en crecimiento.

A grandes rasgos la sociedad china pasó, luego de la revolución comunista de 1949, por una etapa de "acumulación primitiva socialista" donde se sentaron las bases del moderno Estado-Nación sobre una base civilizatoria de tradición milenaria, para luego vivir casi medio siglo de traumáticas transformaciones, que la llevaron de ser una sociedad primordialmente agrícola y tecnológicamente atrasada, a convertirse en el mayor país productor de manufacturas de origen industrial del mundo entero (literalmente el "workshop" o taller, como lo fue la Inglaterra del siglo XIX) .

En conjunción con este proceso de metamorfosis interna, el Estado Chino promovió la extensión de la influencia y del protagonismo internacional tanto a nivel diplomático como económico. Construyendo enormes fondos de inversión, fruto de años de cuenta corriente positiva y acumulación de reservas, China se ha armado de una base de inversión fuerte destinada a intentar territorializarse en un grupo de países extranjeros identificados como de interés estratégico para el Gigante Asiático (nuestro país está entre ese grupo).

Es de esperar un crecimiento en la influencia política de China a nivel mundial que acompañe este despegue económico; lo que resta todavía esperar es la difusión de la propia cultura china, atada lógicamente a la difusión de su lengua oficial, el mandarín, aún demasiado limitado al propio país (aunque sea ya el idioma más hablado del mundo, por lo menos en términos cuantitativos "brutos").

Esta situación abre perspectivas para nuestro país, ya que, en momentos en los cuales comienzan a resquebrajarse lentamente liderazgos internacionales y regionales, y a la vez surgen otros en reemplazo o preparándose para "tomar la posta", se vuelve necesario remarcar la importancia estratégica de no consolidar un nuevo esquema de dependencia de tipo neocolonial.

Es favorable trabar y diversificar nuestras relaciones con el Dragón de Asia, ya que en gran medida el sostenimiento del frente externo depende de la situación alimenticia de aquel país, pero también no debemos olvidar que precisamos encontrar nuestra propia senda de desarrollo, generando producción de alto valor agregado y fuerte contenido tecnológico, para no dejar todo en manos de otros, como ya ha sucedido durante la mayor parte de la historia nacional.

Por otro lado, es importante señalar frente a los innumerables "lobbies" devaluacionistas, que no resulta necesario contar con salarios de miseria para ganar competitividad frente a una economía como la china, puesto que con el desarrollo de tecnología de punta podemos generar exportaciones industriales atractivas y de alto valor agregado.

Si bien es cierto que durante los últimos años se ha producido un fuerte crecimiento de la clase media, como consecuencia de su política cambiaria fuertemente depreciativa uno de los puntos oscuros del camino chino ha sido la profundización de una estructura social desigualitaria, cuyo pilar es una gran masa de asalariados en situación de subsistencia.

Este hecho puede ser foco de futuros conflictos internos y muchos analistas ya señalan que de la mano del fuerte crecimiento económico, cabe esperar un resurgir de demandas sociales que pongan más o menos en cuestión la hegemonía del partido comunista.

Estos elementos de conflictividad interna contrastan -levemente al menos- con la imagen que el Gobierno chino da al mundo, a saber, de "poder responsable"; queriendo significar con esto un Estado que garantiza el orden y la estabilidad social ofreciendo óptimas condiciones para el asentamiento de inversiones extranjeras, al mismo tiempo que abre las puertas de su gigantesco mercado interno para el mundo entero.

Por todas estas razones, vale repetir que nuestro país debe continuar profundizando sus lazos con China aunque manteniendo y procurando siempre no consolidar nuevas formas de dependencia.
Sin lugar a dudas, el caso Chino ha mostrado la infinita variabilidad y adaptación del capitalismo, definido por Marx como aquel sistema que "constantemente revoluciona sus propias bases".

El autor es integrante del Grupo de Estudios de Economia Nacional y Popular (GEENaP) www.geenap.com.ar
(Agencia Paco Urondo)

jueves, 1 de julio de 2010

Foro Nacional y Popular de Apoyo a la Comunicacion Publica.

Capital Federal (Agencia Paco Urondo)
30 de junio de 2010-
Mirta Praino - http://san-fernando-mi-ciudad.blogspot.com



Los presente(orden de foto) Luis Alfredo Ilarregi, secretario de Provincias Ministerio del Interior Osvaldo N
emirovsci, Coordinador Nacional del
sist
ema de television
Digital,
Alfredo Antonuccio, Diputado por la Provincia de Buenos Aires, Javier Mouriño, Secterario General de la Gobernacion de la Provincia de Buenos Aires y el Dr. Sergio Berni, Secretaría de Gestión y Articulacion Institucional, Ministerio de Desarrollo Social de la Nación, acompañando se encontraban, Claudia Prince, dip provincial, Mirta Cure (dip MC) y Manola Rico (dipMC), Sebastian Lorenzo PJDigital, en el marco del Foro Nacional y Popular de Apoyo a la Comunicacion Publica.
Luis Ilarregui se refirio al tratamiento mediatico de la ley, a la desicion politica de tener una ley que "Reivindique lo Cultural" un mensaje a la sociedad como habito comunicacional, termino refiriendo al proyecto ideologico, como reivindicatorio de un modelo.

Alfredo Antonuccio, por su parte, se refirio a la creacion del Foro Nacional y Popular de Apoyo a la Comunicacion Publica, dijo que lo central es acompañar el proceso de digitalizacion, con respecto a la constitucion del Foro de Comunicacion comento, "tiene que ver con constituir un lugar donde que las distintas Organizaciones de la Sociedad Civil y politica nos sumemos para que una vez mas esten representados todos los espacios para el debate y que nos permita democratizar la participacion popular", en otro parrafo, resalta Antonuccio que "el Foro esta conformado por Organizaciones Libres del Pueblo, Organizaciones de Base con real insercion territorial", terminando hace incapie en que "vamos a continuar llevando estas clarlas a todos los distritos de la provincia".
En el Turno de Nemirovsci, la charla paso desde la Ley y su curso hasta los detalles de la TV Digital, comentaba qu el esdo nacional esta trabajando para que todos los argeninos tengan igualdad de oportunidades en el acceso a la Television Digital Terrestre(TDT) abierta, libre y gratuita, decia que se trata de un cambio tecnologico, que en argentina nace como un proyecto cultural y social, por lo que se adopta la Norma ISDB-T.
Relata sobre las primeras transmisiones, explica sobre las torres que tendremos distribuidas en el territorio nacional, los canales, y por ultimo pero no menos importante hablo su regulacion, regulacion que es la que hoy se vuelve a poner como central de la discusion en los distintos ambitos haciendo un paralelo con lo que se realizo respecto de las consultas populares con el Proyecto de con la Ley de Medios, la que debemos de recordar, dijo, fue votada por mayoria indiscutible en diputados 147 a favor y en el senado 44 a 24.
Explica Nemerovsci que la transicion de la television analogica a la digital se implementara gradualmente debido a la envergadura del proyecto, ya que requiere desarrollo de obras de infraestructura, destaca con optimismo las fuentes de trabajo que seran creadas como un valor importantisimo para los argentinos, sigue en su explicacion diciendo que desde ahora a fin de año, todos los argentinos desde los pueblos mas alejados a los mas cercanos veran television de calidad, esto como mensaje de inclusion e igualdad, tambien se refirio a que no hay que cambiar la tv, sino solo adquirir un conversor, aclarando que a los sectores mas bulnerables de la poblacion le estan siendo entregados, entonces mas señales, mas calidad, mas inclusion.
En el recinto de la Camara de Diputados se encontraban los miembros de la Comision directiva de las ONGs, que conforman el Foro, por San Fernando la Asociacion Social CodoACodo a cargo de Mirta Praino, integra el Foro Nacional y Popular de Apoyo a la Comunicacion Publica.

- (Agencia Paco Urondo)