viernes, 14 de mayo de 2010

Respeto por las palabras, por Carlos Valenti

Rafaela, Santa Fe (Agencia Paco Urondo, publicado en diario La Opinión 12/05/10) Ayer leí la carta de lectores elaborada por Emilio Bruno expresando su disenso con una similar de Daniel Castillo. La presente tiene por objeto manifestar que así como Bruno no coincidía con Castillo, yo discrepo con Bruno.

Cuando temprano comencé a leer la citada carta, pensé de ella: "Debe haber quedado extraviada en la burocrática logística de alguna empresa postal y -después de años- vio la luz en La Opinión de mayo del 2010"; pero no, no es una carta fechada en los trágicos años de 1976 ó 78 ó 1980, años en los que desaparecieron miles de personas, entre ellos más de 100 periodistas, miles de estudiantes, se torturó, se violó a mujeres, se apropiaron de cientos de bebés, y toda la gama de actos criminales más terribles que se pueda imaginar ¡No!, es una carta de lectores de mayo del 2010, con la que -reitero- disiento por completo.

Respecto a la despenalización del delito de injurias y a su evidente incidencia a favor de la libertad de expresión, Emilio Bruno sostiene -en forma terminante y con envidiable pretendida autoridad- que al Gobierno "no le importa que lo critiquen porque total no le interesa la vía legal, porque es un gobierno de mala entraña, autoritario, intolerante", está hablando del Gobierno democrático, no de la dictadura de Videla o de algún otro genocida de la época.

Pero si esa es su opinión respecto a este Gobierno, no quiero ni imaginar el tenor de las cartas de lectores que habrá publicado en esa época; o su presencia en las marchas contra la dictadura exigiendo por la aparición con vida de los desparecidos, o en las reuniones ampliadas de la Asamblea por los Derechos Humanos que habremos compartido, sin recordar -quizás- de habernos conocido en algunas de esas oportunidades.

Respecto a los afiches "puestos" como dice Emilio, "aparecieron" en una multitudinaria marcha a favor de la Ley de Medios. Marcha ignorada maliciosamente por los medios del Grupo Clarín, pero en cambio, los afiches tuvieron -llamativamente- todo el espacio (cosa por demás de rara, no se informa de la marcha, pero se sobreinforma sobre los afiches "pegados" con ese motivo...hmmmmm); no ofende mi inteligencia quien sostiene que esos afiches son de dudosa procedencia, máxime cuando permitieron la autovictimización de los popes escribas del Grupo Clarín y nutrieron la agenda opositora en el Senado de la Nación.

Al respecto, espero las conclusiones que la diputada de la CC Bullrich dijo que iba a entregar conforme a su avanzada investigación; ella lo prometió, corresponde que le crea y quede a la espera de tal novedad. Más adelante, Emilio Bruno pretende poner blanco sobre negro en lo que hace a la televisión: la privada y la pública (un River-Boca del espacio radioeléctrico); y dice acerca de la primera que "nadie puede llamarse a engaño, son empresas comerciales y punto"; yo acotaría que lo que "venden" no son chicles, ni masitas, como los kioscos, sino información y comunicación que son -ni más ni menos- bienes sociales al que tenemos derecho todos los ciudadanos (Convención Americana S/Derechos Humanos), por lo que no estamos hablando de "empresas comerciales", que con sólo tener la zonificación aprobada por el Municipio y encuadrarse en las disposiciones de AFIP, ya pueden obtener una licencia para operar una señal de TV.

Ni cerca ni similar a lo exigido para instalar un kiosco -por ejemplo-, como podría desprenderse de lo manifestado por el señor Bruno. Respecto a la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, sancionada por ambas Cámaras de nuestro Congreso Nacional, no es una cuestión de "progres" su defensa, ni tampoco de "frases hechas" como afirma Bruno; es simplemente, exigir la aplicación de una Ley sancionada y que no está operativa por las chicanas judiciales de los Grupos de poder, llámese Vilas-Manzano, Clarín. Resta esperar la resolución de la Corte respecto a la admisibilidad del recurso interpuesto para implementar esta ley que democratiza el uso del espacio radioeléctrico.

Respecto a los temores vertidos en la carta, y que son un reflejo a la distancia de los expresados y sobreactuados por los "periodistas independientes" del Grupo Clarín, sugiero a todos tranquilidad y serenidad: esto no es Honduras, donde 6 periodistas fueron asesinados por disentir con el Gobierno de facto y el "democrático" actual de Porfirio Lobo, sin que nadie de estos "temerosos" exprese solidaridad con estos trabajores del periodismo; esto es Argentina, donde un gobierno democrático permite -sin autovictimizarse y sin atemorizar- que aparezcan carteles en las movilizaciones de la Mesa de Enlace tratando de "yegua" a la Presidente; tampoco escuche solidaridad en la oportunidad, ni menos aún, disculpas o arrepentimiento por tamaño agravio a la investidura presidencial y a la condición de género.

Por eso, parafraseando a Eduardo Aliverti diré: "Más respeto por las palabras". Hubo demasiadas muertes, torturas, cercenamiento de derechos, crímenes, muchos periodistas de la talla de Walsh o Urondo asesinados o desaparecidos, para que algunos "teman" por lo que no hay razón para temer.)(Agencia Paco Urondo)

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