viernes, 24 de julio de 2009

Horacio González: “El oficialismo está obligado a revisar comportamientos, decisiones y sentidos”

Capital Federal (Agencia Paco Urondo, publicado en Política y Medios) El fundador de Carta Abierta habló en P&M de la convocatoria al diálogo tras la derrota electoral, las opciones de Néstor Kirchner para el 2011 y el resurgimiento de grupos intelectuales de derecha. También planteó su preocupación por las demoras en el tratamiento parlamentario del proyecto de ley de Comunicación Audiovisual.

Para el director de la Biblioteca Nacional y miembro destacado del espacio Carta Abierta, luego de las elecciones del 28 de junio el kirchnerismo debería moverse en el nuevo escenario con "imaginación política" y "crear nuevas expresiones políticas, incluso con nuevos nombres".



"Néstor Kirchner debe demostrar que está en condiciones de pensar nuevos nombres para la transformación social a la altura de los momentos importantes que vivió durante su mandato", insistió el sociólogo en diálogo con Política&Medios.

La entrevista abarcó varios temas de la actualidad nacional, comenzando por los cambios operados por la presidenta Cristina Fernández en su gabinete.

¿Que opinión le merece Jorge Coscia, el nuevo secretario de Cultura de la Nación?

Tengo una visión muy favorable, tengo una vieja relación con él y creo que tiene una visión de la cultura que va a introducir debates nuevos. Yo lo veo como algo auspicioso. No obstante, quiero aclarar que tengo una gran consideración y respeto por al obra de (José) Nun, quien ha hecho cosas muy importantes como el plan "Libros y Casa", el cual merece continuidad.

¿Cuál es su análisis sobre el resto de las modificaciones en el gabinete?

El conjunto de los cambios está sometido a una fuerte discusión que emana del nuevo panorama que se le abre al gobierno de forma inesperada. Bajo ese panorama el gobierno nacional, al otro día de las elecciones, tuvo que salir a tomar varias opciones. La primera que tomó fue la de hacer cálculos en relación a cotejos numéricos con respecto a la elección que, por su puesto, podía parecer no muy desfavorables. Lo cierto es que lo que ocurrió fue una situación desfavorable para el gobierno, con consecuencias no fáciles de preveer hoy. Por eso el gobierno está actuando de urgencia. Actuar de esta forma no es lo mismo que actuar en épocas de normalidad con todas las riendas del Estado en un cierto control. En este caso la presidenta está actuando en medio de una tempestad histórica y sus medidas son tomadas bajo el cuño de la urgencia. Si bien es un gobierno acostumbrado a tomar decisiones bajo el régimen de la excepcionalidad, en este caso la derrota que ha sufrido fue muy fuerte y esto provoca que el gobierno deba extraer fuerzas últimas de sus propias convicciones para darle más explicaciones a la sociedad, por un lado, y para forjar una estirpe de funcionarios, militantes y personas dispuestas acompañar este tramo tan difícil con nuevas explicaciones e ideas. Sobre todo con esto último, porque si eso no ocurriera se abriría una perspectiva muy sombría para el país y el gobierno.

Es posible que en las próximas horas renuncie Enrique Albistur a la Secretaria de Medios y sea reemplazado por Alfredo Scocimarro. ¿Qué consecuencias tendría el cambio?

No podría decirlo. Con Albistur tengo una relación de años. Siempre discutimos porque tenemos diferentes posturas sobre los medios, posturas divergentes. La verdad que no sé que entrañaría el cambio. Albistur vivió en estos últimos años muchas vicisitudes, fue tapa de la revista Noticias y siempre pensé que también ese estilo periodístico se hacia blanco de todo tipo de ataques, se eximían asimismo de tener una fundamentación. Estar en esa situación durante muchos años es doloroso y creo que de esta manera la Argentina marcha hacia una sociedad medieval. El modo de investigación de las vidas personales, incluso el modo de investigación del crecimiento del patrimonio presidencial, son modelos de investigación inquisitoriales. Creo que el compromiso de todos estos medios es que la sociedad marche hacia una nueva inquisición y lo digo también en referencia a como fue tratada la figura de Albistur.

Más allá de las medidas de urgencia que mencionaba anteriormente, ¿cree que el kirchnerismo sigue siendo la única opción para llevar adelante el proyecto de país que se planteó en el 2003?

Creo que sigue siendo la única posibilidad, pero no ignoro que han surgido nuevas opciones a través de las votaciones importantes que tuvieron Pino Solanas y Martín Sabatella, que han sido casos muy comentados. Queda abierta la posibilidad de dialogo de distinta calidad con el gobierno, si esto se pudiera producir. Pero sin duda la situación es nueva y, evidentemente, después de la elección nadie se puede responsabilizar por una afirmación que diga "este es el camino que tiene irreversiblemente el tono de una irreversibilidad, puesto que si no es éste no es otro". Al propio gobierno se le abren varios caminos. Por eso hoy me parece urgente que el dialogo no sea tomado como una formulación meramente costumbrista, para salir del paso. Tiene que ser un diálogo que ahonde de manera critica en la trayectoria anterior del gobierno y que también obligue a todos los sectores de centro izquierda a ahondar en las propias decisiones que hacen que muchas de sus expresiones no tomen con la importancia que es necesaria el tema de la votación que se tuvo en el Parlamento en relación a la resolución 125, que implicó la discusión sobre la renta agraria. Yo pondría en un plano de equivalencia la renta petrolera en relación a la renta agraria. Un verdadero dialogo implica hablar, escuchar, razonar, implica más que nada poner a revisión mutua los pasos que se dieron para llegar todos a esta situación. Es difícil para el gobierno, pero también para estos nuevos sectores que tienen una nueva responsabilidad.

Propone una suerte de transparencia en el diálogo

No, lo que digo es que todo dialogo implica crear una zona de verisimilitud para que no quede en una simple fachada. Tiene que haber reconocimiento mutuo y al mismo tiempo explicitación clara o más clara de las diferencias. El diálogo es para llegar a acuerdos que antes parecían imposibles y también para dejar en claro los nuevos motivos de debate. Pero esto no significa que, por mera cortesía, se deban borrar las razones de un antagonismo, que en la Argentina son claros y evidentes.

¿Este puede ser uno de los caminos para que en el 2011 la ciudadanía vuelva a volcar su apoyo al proyecto de los Kirchner?

Tengo que decir una opinión muy personal: me gustaría que surja de la experiencia del kirchnerismo una alternativa importante para el 2011. Pero reconozco las enormes dificultades que esto significaría. Resolver esto supone urgentemente la revisión de los propios cimientos de la opción que hasta el momento manejaba el Gobierno. Creo que esta situación no se la esperaba, al mismo tiempo que la oposición tampoco. El oficialismo está obligado a revisar comportamientos, decisiones y sentidos.

¿En qué temas el gobierno debería encarar una revisión?

El problema del INDEC es muy fuerte y no puedo tener una opinión improvisada, pero sin duda se están haciendo esfuerzos que no son tenidos en cuenta por los medios de comunicación más concentrados. De todas maneras, creo que un esfuerzo suplementario con respecto al INDEC presupone, justamente, el motivo de este llamado a dialogo para restablecer las creencias respecto a las propias elaboraciones que llevan a que el antagonismo tenga cierta racionalidad. Si la Iglesia dice que hay un 40 por ciento de pobres, por ejemplo, eso también debe ser sostenido en comprobaciones efectivas porque la sociedad argentina vive en un estado de descreencia muy grave. El INDEC es producto de eso, y no el culpable de esa situación. La reformulación de las creencias debe abarcar al INDEC y también al sistema de aseveraciones que de lado a lado se hacen, sobre todo desde los medios de comunicación.

Es un poco lo que pasa con la discusión en torno a Moreno, donde el problema se reduce a su figura.

Personalmente, me gustaría que la discusión no esté anclada en una figura, pero al mismo tiempo también creo que, en momentos de fuerte exaltación política, es casi inevitable que la discusión se centre en personas y figuras.

¿Uno de los errores del ex presidente fue ponerse al frente del Partido Justicialista y olvidarse del ideal de concertación y pluralidad partidaria con la que asumió en el 2003?

No soy de esos que frente a una clara derrota electoral hace una especie de autocrítica obligatoria. Me interesa el peronismo como fenómeno histórico y social, pero reconozco que cuando Kirchner asumió ese compromiso no me gustó. Aunque, como otros, entendí que era un factor de equilibrio que Kirchner condujera el PJ. Hoy no se hace nada fácil, porque su renuncia al PJ -si lo hubiera hecho antes yo lo hubiera recibido con mayor agrado- puede ser un signo de debilidad. Sin embargo, esto puede ser revertido si hubiera imaginación política suficiente, algo que urgentemente debe crearse. La imaginación política serviría para crear nuevas expresiones políticas, incluso con nuevos nombres. Néstor Kirchner debe demostrar que está en condiciones de pensar nuevos nombres para la transformación social a la altura de los momentos importantes que vivió durante su mandato. Si no se recorre esa zona de cierto utopismo, utopismo leyendo las fuerzas reales de la política argentina, si la sobredeterminación utópica no aparece, el gobierno podría sentir que esta en una zona de mayor de peligro. Por eso me parece fundamental que haya sobredeterminación de carácter utópico.

En este contexto, ¿cree que se tratará la ley de radiodifusión?

Me preocupa que no haya sido nombrada en los últimos acuerdos que hicieron las bancadas oficialista y opositora para el tratamiento de los nuevos temas en el Congreso. A mi me parece muy importante la ley, pero merecía reformulaciones dentro de la importancia y la novedad que significó elaborarla y ponerla en discusión de la manera en que se lo hizo. Tiene que ser tratada y modificada en un gran debate parlamentario, no hay que huirle a ese momento, creo que puede ser uno de los grandes momentos como el debate de las carnes en la década del `30. Por otro lado, el tema de los medios, el lenguaje, los simbolismos, la creación de momentos forzados en la sociedad, nuevas conformaciones morales y espirituales, todo eso que debe ser parte también del debate, ya que no hay ley sino se tratan los grandes temas de la cultura mediática contemporánea, sobre la cual todos hablamos pero no muchos saben demasiado.

¿Por qué razón podría eludirse su tratamiento?

Por la tacañería política que hoy reina por doquier. La idea de que la ley de medios es la ley anti-Clarín fue un manejo desacertado. Clarín está hoy en una fuerte operación política contra el gobierno, es la oposición. Todo esto tiene que ser puesto a discusión. Lo interesante del kirchenerismo es que ha puesto en discusión los cimientos reales de la sociedad: las fuerzas económicas, las fuerzas mediáticas… No lo dio como algo naturalizado, las puso en discusión.

¿El kirchnerismo desarticuló las lógicas neoliberales de los años 90?

Varios sectores de la izquierda y de la oposición dicen que es continuidad del menemismo, pero en la sociedad hay mucha de esta continuidad. Creo que el kirchnerismo quiso elaborar una discontinuidad importante y, al mismo tiempo, la sociedad argentina no ofreció herramientas significativas para que esa discontinuidad abarcara muchos más campos de los que abarcó. Quizás el kirchnerismo tuvo una impronta de discontinuidad con los años `90 que muchas veces llevó a Néstor Kirchner a sostenerla en personajes de esa década, entonces había continuidad y discontinuidad al mismo tiempo, aunque con predominio de la hipótesis de discontinuidad. Fue un poco la actitud de aquel que cree que puede convencer al personal anterior de actuar en nombre de la nueva época.

¿Qué lectura hace del resurgimiento de agrupaciones de intelectuales de derecha, como el Grupo Aurora?

Creo que en este momento tan agudo del segmento cultural y político de la Argentina es inevitable que aparezcan grupos que aglutinan la vida cultural e intelectual. Habría que ver hoy si podemos medir todo esto en términos de una cierta decadencia de la vida intelectual del país. Un caso es hacerlo en la época de Esteba Echeverría o Alberdi y otra en la época de los medios de comunicación, que de algún modo contienen buena parte de la expresión intelectual y sobre la cual ejercen una vigilancia importante en relación a qué idioma usan, qué sistema de difusión, si se entiende o no el mensaje. En Carta Abierta se usa una hipótesis de inteligibilidad con más exigencia, en general, que en personas de extracción intelectual que escriben en los medios. No conozco qué hipótesis de inteligibilidad van a usar los del grupo Aurora, si es la del diario La Nación o si será una que se entremezcle de distinta manera. En Carta Abierta hay varios tipos de expresiones y no hablamos como ningún diario, aunque sería fácil. Definiría a un grupo de intelectuales como aquel que crea un estilo relativamente separado del predominante en los grandes medios de comunicación. (Agencia Paco Urondo)

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