jueves, 28 de mayo de 2009

La hora del militante de base


"Juro que esto es sin ninguna intención". Marcelo Tinelli sobre "Gran Cuñado".


Por Sergio Espinoza (para Agencia Paco Urondo) La década del menemato, en los años noventa, no sólo se vendió el país. Sino además, barrió con todo lo que significaba la militancia política de base, tan necesaria para el sostenimiento de la democracia, pero más aún, para la construcción de un proyecto nacional y popular que haga realidad los conceptos de soberanía política, justicia social e independencia económica.

El ideario por transformar la realidad del pueblo argentino por medio de la acción política quedó relegado para algunos pocos que oficiaron de gurúes del cambio. Tecnócratas con chapa de haber estudiado en Harvard, sponsoreados por transnacionales que veían el negocio del manejo de la cosa pública.

El objetivo en principio fue vaciar de significado a la militancia barrial. Fue en aquel entonces que empezaron a verse en las paredes del barrio las consignas partidarias pintadas por empresas, cuando en un tiempo no muy lejano, las paredes las pintaban la militancia.

Luego aparecieron los afiches. También, las empresas se encargaron de ello. Por último, aparecieron las promotoras. Chicas que se paraban en una esquina. Llamativamente vestidas, repartiendo la propuesta del candidato.

Era toda una estructura empresarial. Las empresas remplazaron al militante. Fue así que el candidato no debía dar explicaciones a nadie. El candidato pagaba la campaña y listo.
Finalmente, la campaña política llegó a la televisión. El súmmum del marketing empresarial. La exposición directa hacia el hogar del votante. El colarse en el almuerzo y la cena del televidente, en su momento de distracción.

Ya no hacía falta a nadie más. Un equipo reducido que maneje la imagen. Una empresa de publicidad. Ah, y dinero, mucho dinero. Por el otro lado. Se iban cerrando los locales de base. No existía discusión política. Se desacreditaba al militante, y se lo veía con mala cara.

Con el vacío de contenido de la militancia política, nadie podía presentar ninguna resistencia. Esto, también pasó en la era del menemato.

Gran Cuñado

La construcción banal de los referentes políticos en la televisión argentina tuvo su pico máximo con la irrupción del “Gran Cuñado” en el 2.001. Pleno gobierno de Fernando De La Rua. Durante ese año hubo dos “Gran Cuñado”. En los dos estuvieron parodiada la fórmula presidencia de la Alianza.

Sin embargo, fue el segundo “Gran Cuñado”, donde se desgastó la imagen presidencial. Seis funcionarios del gobierno de la Alianza tuvieron que sufrir el grotesco de sus imitaciones. Con la imagen de un De La Rua por momentos, ido hasta el extremo.

Por cierto, el ex presidente Fernando De La Rua, llego a acusar a Marcelo Tinelli y su programa de haber ayudado a la caída de su gobierno. Cosa, que en más de una oportunidad, y gracias a los archivos televisivos, Tinelli hacía gala de dicho poder.

Pero la caída del gobierno de De La Rua sucedió. Y en contraste con ese hecho se vio en toda su dimensión otro suceso que fue creciendo a la par de los estragos de la política neoliberal. Se pudo vivenciar a una militancia de base apoyada en los social; inorgánica y con intereses disímiles entre ellas, pero que confluyeron en una misma necesidad, salir de la postergación.

Fueron los trabajadores desocupados por un lado. Por el otro, los militantes de base expulsados de los partidos que cerraban sus locales y que sólo los abrían para las elecciones. Las amas de casa, los estudiantes, los vecinos. Un conglomerado de sectores marginados por una casta política que había encontrado en las empresas y lo medios masivos de comunicación su modo de organización y expresión.

La hora del militante



Pocos hacen el análisis de aquella época con referencia al militante. El gobierno de Fernando De La Rua estaba vacío de militancia de base. No había nadie que defendiera el proyecto político que llevaba adelante. Ni siquiera los mismos radicales. Era lógico que la figura del ex presidente de la Alianza estuviese destinada para la chacota. Para la risa fácil. Para el programa de Tinelli.

La desesperación de aquellos que no alcanzan a comprender el sentimiento del militante de base por una causa, los lleva a pensar que son todos llevados de las narices por el “chori y la coca”. Por un “vino o una birra”.

La última concentración en conmemoración al 1 de mayo por la CGT de Hugo Moyano, también los desubicó. ¿A cuanta gente tuvo que pagar el aparato sindical? Luego, días después, fue Luis D`Elia. Con una caminata desde Liniers hasta la jefatura de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. A un paso de la Plaza de Mayo. Todos al grito de “No venimo por el chori, no venimo por un plan, venimo por un proyecto, nacional y popular”.

Y así fue nomás. El militante de base volvió a tomar el lugar que le habían expropiado los gurúes del neoliberalismo. Volvió al terreno político. De donde no debió haberse ido nunca. Y esto le molesta a aquellos que se siguen moviéndose desde el marketing de la política. Aquellos que contratan conductores de televisión para que los conduzcan a su destino triunfal. También, molesta a los empresarios que hicieron dinero durante toda esta época gracias al vacío militante de los partidos.

La nueva Alianza

Su apuesta fuerte es Marcelo Tinelli. Una alianza entre los popes del grupo Clarín y América, es decir Francisco de Narváez. Ellos hacen el juego de la política. No importa si desacreditan una historia de militancia como lo es el peronismo. No importa si desacreditan, con el discurso que parodia a la presidenta, a la Juventud Peronista. Tampoco, si desacreditan a los delegados de un sindicato, como el de los camioneros. Ellos juegan a la política. Pero aquellos que militan o militaron en política saben que la política es mucho más que eso.

Qué sucedería con Tinelli si en su programa entrara en serio la política, el suceso político. Qué pasaría si la militancia de base, aquella que se mueve por la pasión de sus convicciones ingresara al escenario de Show Match. Que sucedería si esa Juventud maravillosa llenara la tribuna alocada y le llevara a Tinelli un poco de verdadera bocanada política. Esa, la militancia de la voluntad, la convicción y la lealtad.

Qué pasaría, si Show Match llegara a sentir la verdadera irrupción del hecho político.
Se reiría de la misma manera. Le causaría gracia el desenlace. Buscaría el remate jocoso.

De seguro que estos dirían que fueron mandados por la compañera presidenta o el compañero Kirchner. O por Moreno, o por D`Elia, o por Moyano, o por Alicia Kirchner, o por Massa, o por Anibal Fernández, o por Scioli, o por Nacha, hasta dirían que fue Sola, y que se unió al kirchnerismo por que lo ningunea la derecha sonriente.

Compañeros, es tan solo una jodita para Show Match.
Pero, cómo me gustaría verle la cara a Tinelli en esos momentos.



8 comentarios:

  1. Excelente idea, cumpa!
    No estaría para nada mal ponerla en práctica y después empapelar el país con la cara del canalla Tinelli.

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  2. Ja. Me imagino la cara de Tinelli. Y me recuerda también, la cara de un joven "rebelde" Mario Pergolini cuando en su TV Ataca entrevistó por primera vez a la banda "Mano Negra" y el Manu Chao hizo un ademán como queriendo romper la cámara de transmisión.
    La cara de pánico, asombro, de Pergolini. Todo pasó por esa cara.
    De repente la rebeldía, en toda su dimensión, se manifestó en su programa y en su cara.

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  3. Estimados lectores y compañeros de La Paco Urondo:
    Está lejos en mí, incitar a la violencia. Pero no niego que la acción directa es una herramienta más de acción política.

    Desde mi ejercicio como periodista se que todo mensaje difundido desde un medio de comunicación tiene una carga de intencionalidad. Está dirigido a que produzca un efecto en aquel que lo ve, lo escucha o lo lee. No podemos otorgarle ingenuidad a dicha acción.

    Dentro de esta lógica: ¿Tinelli, en qué lugar se ubica?, ¿En dónde juega?

    Desde este aparato empresarial que se ha montado desde la época del menemato, donde se desprestigió la actitud militante, la movilización de la base, donde se instaló la desconfianza de aquel que adhería a una causa o organización política, social o sindical, es que se genera el discurso mediático de la burla.

    La irrupción de la militancia de base en el terreno político es la única capaz de desmoronar este discurso. La acción de la militancia de base otorgará validez al hecho político. Le daría sentido.

    Por eso sostengo que es la “hora del militante de base”.

    Es necesario derribar el muro que separa a los militantes como protagonistas de la historia.

    Sergio Espinoza

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  4. Compañero me parece excelente al menos difundir la idea y que la militancia evalue y decida despues, tampoco podemos permitir que este caradura haga campaña para colodrina y macri basureando a los cientos de miles que nos sentimos representados por Nestor y Cristina.
    Esto ya empieza a circular

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  5. Cuando la acción directa la efectuán los estancieros contra un funcionario se justifica diciendo que el gobierno les hace perder plata.Porque se sienten agraviados. Así justifican que ellos defienden sus derechos.

    Nosotros, como militantes, ¿no nos sentimos agraviados también por las burlas que se ven a diario por televisión?
    ¿No nos están faltan el respeto a nuestras convicciones, a lo que nosotros creemos como válido?
    ¿No nos estan faltando a nuestros derechos?
    Pero si salimos a dar una respuesta. ¿Qué van a decir?, ¿Qué somos una horda de salvajes?, ¿Negros de mierda que nos atrevemos a cuestionar a ellos, que son los dueños de la verdad?, Pero, ¿qué verdad?
    Vamos, no jodamos.
    Los Tinelli y compañia no saben que están jugando con fuego. Y como los chicos.
    Terminarán por quemarse.
    Que después, no se hagan los sorprendidos.

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  6. PARA TODA LA MILITANCIA POPULAR: http://www.latabarock.com.ar/loquedejamos.mp3

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  7. Compañeros
    Nuestro compromiso militante no puede detenerse en un individuo que representa el verdadero rostro de los personeros del poder económico.
    Dejemos de jugar con nuestra inteligencia y nuestro tiempo. La historia no espera.
    Al gobierno que nos representa le falta mucho terreno que recorrer para conseguir lo que aspiramos: la redistribución equitativa de la riqueza.
    Tenemos que tener en claro que Cristina gobierna para la historia. Dejémosle a los mediocres con lo vergonzoso que tienen para silenciarnos, su propio espejo: la caricatura.
    Es nuestra tarea militante resistir y responder a estas provocaciones poniendo en marcha nuestra conciencia de clase. Muchos de los que hoy nos gobiernan pertenecen a una de las generaciones más castigadas y golpeadas. Porque a ellos no les daban choripán para comprometerse en la lucha por la tres históricas banderas del peronismo: una Patria Justa, Libre y Soberana.
    A la “maravillosa” Juventud Peronista le dieron cárcel, le dieron tortura, le dieron desaparición y muerte. Sin embargo no nos vencieron. Seguimos siendo peronistas.
    Si quieren instalar la canallada y la burla contra nuestro gobierno, nuestra militancia debe responder continuando con el mandato histórico de los que nos antecedieron, reconstruir nuestra cultura, nuestro pensamiento nacional. Tenemos que seguir recreando nuestra auténtica. Argentina . La transformación de lo nacional y popular no espera. Si nos detenemos en esta sub-fauna mediática que usa la oligarquía para entretenernos, el reloj corre en contra nuestra.
    A más injuria, más militancia. Militancia que construye espacios para el debate de las ideas.
    Ante el silencio que nos impone la oligarquía debemos responder construyendo patria. Y la patria se construye con los que menos tienen: el pueblo.
    Si bien al enemigo hay que conocerlo para vencerlo, debemos sonreírnos de los mediocres recursos que hecha a mano para provocarnos.
    A más infamia, como la agresión al leal y valiente compañero Rossi, debemos responderles con la ley, pero también perfeccionando nuestra línea política y nuestra cohesión partidaria.
    A más cobardía, más peronismo.
    A más miseria y calumnia más peronismo.
    Peronismo que contrarreste esta cultura del individualismo que nos quiere imponer la ideología neoliberal y afirmar nuestra conciencia solidaria y colectiva en la recreación del hombre nuevo.
    No perdamos tiempo compañeros.

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  8. ¿Cómo combatimos el neoliberalismo? Porque, reduciendo las variables, es esto en última instancia lo que promueve Tinelli. ¿Cómo? ¿Llamando a no mirarlo, a escracharlo, a correr detrás de su iniciativa? No. Nada cambiaría. Y siempre habría un nuevo payaso para defender el modelo. Cumpas, tenemos que avanzar en las construcciones de base que apuntalen y profundicen lo mejor de este proceso. Sigamos en el camino actual, de construcción popular.

    Saludetes!

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